A veces
hay conjuntos de personas en nuestra sociedad que no son demasiado comprendidos
por la gran mayoría. Uno de esos grupos son los músicos. La carrera para ser
músico profesional suele durar 14 años, sí, CATORCE: 4 años de Enseñanza
Elemental, 6 años de Grado Profesional y 4 de Superior.
Mucha
gente relaciona a los músicos con largos conciertos monótonos y aburridos,
cuando en muchas ocasiones su función es bien distinta. Los instrumentistas son
los encargados de hacer brillar a las estrellas, a los cantantes, a los actores
e, incluso, a otros músicos. Formar parte de una orquesta o banda es, con el
paso del tiempo, casi como pertenecer a una gran familia debido a la cantidad
de tiempo que se pasa en los ensayos y actuaciones.
Su
trabajo, en muchas ocasiones escondido tras el telón de un escenario o en un
salón de ensayo, está conformado por un millón de horas de estudio,
perfeccionamiento y gran esfuerzo profesional y personal. Por todo esto,
queremos dar voz a una historia viva, real y corriente, la de la estudiante de
música Andrea Jordá Calcerrada.
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